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POESÍA


Maryhiedra

Mi Teseo


A veces acaricio mi cabeza con las dos manos, 

como me hacías tú y dibujo círculos con las yemas

  de mis dedos siguiendo el laberinto de mis recuerdos.

Eres tú, entonces, el que me acaricia

y me abandono a esa sensación que

me devuelve a ti.

Mis manos son tus manos recorriéndome 

despacio el cuello, los hombros y creo sentir el tibio

roce de tus labios sobre mis párpados mojados…

porque pensar en ti siempre me hace llorar.

  Evoco tu pecho desnudo, ese torso de 

hombre héroe al que me aferraba

   con urgencia de náufrago y tu calor

me invade de nuevo.   Así te siento, 

  aún sin tener tu boca sobre mi cuerpo ni tu risa

   cosquilleando mi aliento.

Ya no miro tus fotografías.

¡Mentira! Las miro cada día y 

  pronuncio tu nombre 

    invocando tu presencia a mi lado.

Pero es el satisfayer y no tú el que me hace vibrar.

Mi placer secreto,

mi dios perdido,

mi cetro, mi pasión.

No te olvido.


I


Me encadeno a tus besos

que me hacen libre

y trepo de tu sexo a tu sonrisa

con un placer que me incinera.

Sé que te robo un poco cada día.

Tus caricias son un préstamo 

que agoto en un instante.

Tu cuerpo es la jaula 

a la que entro voluntaria.

Dejas la puerta abierta…

No quiero salir.


II


No sé si me ancla tu sexo

o tu mirada.

Tus manos inmensas o 

tu lengua provocadora.

Vuelvo a ti, porque en cada despedida

ya ansío el reencuentro.

Mi Teseo enredado en el hilo

de su laberinto. 

Entre la madeja de tus horas 

me cuelo, atrapada entre tus nudos, 

aferrada a tu cuerpo, 

para esconderme a tu lado, 

para quererte a ratos, 

Para ser feliz contigo sin ti.


III


¡Ven amor! y amor vino

y, como vino, se fue.

Duró lo que dura un orgasmo,

un estornudo, un te quiero, un

no te olvido.

Vino embriagador y desapareció

mareando. Porque nada es para siempre.

Ni puertas ni ventanas, después del desamor

sólo quedan las ganas de volver…

Volver a buscar el amor en cada cuerpo

confundiendo los besos con las palabras.

El placer es un instante tan efímero que

a penas conseguido ya se ha olvidado.

Pero me quedan las marcas de tus uñas

sobre mi espalda y la huella de

tus dedos en mis caderas.

Mañana volveré a buscarte, amor-deseo, porque

en cado olvido mi desmemoria me lleva a ti.


IV


Ahora me voy pero tal vez

algún día volveré.

Sí.

Volveré cuando los sauces

susurren poemas.

Cuando la tierra esconda su lamento

dolido, volveré.

Recogiendo ausencias extenderé

mis alas dormidas y volaré sobre

todo aquello que he perdido.

Pero no temas.

Mis recuerdos ya no besan tu nombre.

Hace mundos que dejé de soñarte.

Aunque tal vez nunca vuelva.

No deseo añoranzas.

El camino es largo y

no conozco estrellas

que guíen mis pasos.

No.

Me abandonaré en tierra sin nombre,

sin sauces, sin caminos que recorrer

y nunca, nunca más

dibujaré poemas.

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